Desde que tuvo uso de razón, a José Puy Gallego le ha entusiasmado la naturaleza salvaje. Es algo que, como suele decir, vino con él a este mundo. Después, a medida que crecía, varios ingredientes fueron moldeando el guiso: los libros y documentales de Félix Rodríguez de la Fuente; la pertenencia a una familia ligada a la naturaleza; el apego a la literatura sobre las cosas de los montes y las serranías; y los días maravillosos que pasó de niño junto a su perra pastor alemán, conociendo las dehesas y campiñas que rodeaban su casa. El conjunto de estas experiencias y su ambición por desentrañar los misterios de los parajes en los que centra sus andanzas, lo denomina ‘La Senda Kipling’, que define como una forma de acercarse a la naturaleza con la ambición de frecuentar un paraje una y otra vez, en todas las estaciones, durante años, hasta hacerlo tuyo, hasta fundirte con él y conocer a sus animales silvestres como a los vecinos de una barriada. Con este principio ha ido publicado una serie de libros —Andanzas por la España agreste; El Masai Mara, la leyenda de África; y Diarios del Madrid salvaje— en los que los bosques mediterráneos ibéricos y las sabanas del África oriental son los principales referentes.